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Javier Gómez Sebastián, propietario de Librería Balmes, de Teruel, que cierra sus puertas: Javier Gómez Sebastián, propietario de Librería Balmes, de Teruel, que cierra sus puertas:
Javier Gómez, en el interior de la Librería Balmes. Bykofoto/Antonio García

Javier Gómez Sebastián, propietario de Librería Balmes, de Teruel, que cierra sus puertas: "De estos 33 años guardo la alegría de abrir todos los días e irme contento al cerrar"

"La gente leía y lee, pero las descargas de libros están haciendo un gran daño a las librerías"
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Cruz Aguilar

La mítica Librería Balmes, en la calle Ramón y Cajal de Teruel, abrió sus puertas en el año 1952. Ahora está en liquidación y su actual propietario, Javier Gómez Sebastián, cerrará de forma definitiva antes de junio.

-¿Desde cuándo trabaja en la librería?
-Empecé en el año 1991, con el anterior dueño, que era Ramón Coll y Valls y, cuando se jubiló, en el año 2001, me la quedé.

-¿Cómo ha cambiado el sector en estos años?
-Muchísimo, me quedé la librería  con los ojos cerrados porque veía continuidad y negocio, y lo he visto durante estos años, pero las tecnologías avanzan y las ventas disminuyen. Ha llegado un momento que no hay ganancias y se tienen que tomar decisiones, y cerrar es la más drástica, pero la que hay que tomar cuando se ve que no funciona.

-¿Leemos poco, compramos poco o las dos cosas?
-No voy a decir que no se lea, se leía y se lee, la gente compra libros, le gusta leer, pero ha bajado la venta mucho por el libro digital, las descargas gratuitas hacen mucho daño. El libro se sigue vendiendo, pero no hay un volumen de ventas tan altas. Yo no sólo me dedico al libro, si no la decisión de cerrar hubiera llegado mucho antes, también la papelería ha bajado mucho. Balmes estaba especializada en la administración local, cuando entré todo era en papel y el primer trimestre del año la facturación era impresionante, la administración local tenía que hacer presupuestos, cuentas generales, de valores y todo eso se hacía mediante libros hechos en imprenta y encuadernados que se enviaban a los ayuntamientos. Los presupuestos eran tacos, de unas 200 hojas, con folios impresos ya redactados de lo que era un presupuesto. Yo trabajaba con 190 ayuntamientos, pero poco a poco ha entrado lo digital y la compra de la administración local ha bajado muchísimo. Lo que se vende ahora es material de oficina, pero en pueblos de 60 u 80 habitantes con un paquete de folios pasan medio año.

-¿Ha hecho mucho daño internet?
-Ha reducido las ventas, sobre todo por las descargas. No se tienen para nada en cuenta los derechos de autor, aquí vienen muchos estudiantes con libros para fotocopiar e incluso se enfadan cuando les digo que yo no les voy a fotocopiar un libro. Un porcentaje alto de las fotocopias que hago son tarjetas de devolución para compras por internet.

-¿Es más difícil abrirse camino en una ciudad pequeña como Teruel en el sector del libro?
-Estoy emplazado en un punto estratégico de la ciudad, pero si en vez de pasar 1.000 personas pasaran 5.000 sería mejor. Hay tardes que no ves prácticamente pasar a nadie por la calle, sobre todo en invierno.

Lanzarse a internet

-¿Se ha lanzado alguna vez a vender a través de internet?
-Sí, tenemos redes sociales, para la difusión sobre todo, y también algo de venta online, pero no a través de la página web, que nunca la he llegado a activar porque no tenía espacio y no puedo tener un gran fondo. La verdad es que no le he dedicado tiempo a la web, tengo una pero está inactiva, en cuestión de materiales no puedes competir con grandes distribuidoras. Los pequeños funcionamos con las ventas del día a día y el problema es que en un par de años han bajado mucho, el año pasado cayeron al 70% y este año podemos llegar al 80%.

-¿Ha sido a raíz de la pandemia?
-La primera época de la pospandemia fue buena, la gente se volcó con el comercio, pero del covid ahora ya nadie se acuerda.

-¿Qué anécdotas guarda de todos estos años en Balmes?
-Guardo la alegría de abrir todos los días la persiana e irme contento cuando la cerraba. Ese ha sido el día a día de mi vida, he vivido muy contento, pero ahora las circunstancias mandan y llevo ya tiempo que abro con dudas de si va a haber resultado y no lo hay. Ha sido una decisión muy  dura porque toda mi vida laboral ha sido aquí en Balmes.

-Usted cierra, pero esto no es algo individual. ¿Se extiende la crisis al resto del sector?
-Sí, por supuesto, el sector de las librerías está bastante fastidiado, si miras estadísticas cierran 6 o 7 al año en la Comunidad Autónoma y nadie abre, todo es cierre, ya sea porque no dan resultados, por jubilación o porque no hay continuidad.

-El anuncio de su cierre ha levantado toda una oleada de apoyos, al menos en las redes sociales. ¿Le están sirviendo para darle ánimos?
-La verdad es que la respuesta de la gente, tanto clientes como no clientes está siendo muy buena. Hay mucha gente que pasa por aquí y te dicen que les da pena. Agradezco el apoyo que me está dando la gente, lo valoro muchísimo, aunque sea agridulce. Prácticamente todo el que pasa por la puerta entra a darme apoyo. La respuesta ha sido abrumadora.

-¿A qué se va a dedicar?
-Llevaba tiempo viendo que la caja era muy baja, pero mientras daba para pagar el alquiler seguía adelante, pero hay días que haces caja y se te cae el cielo encima, porque no es que sea un día malo, es algo continuo. Ha sido una decisión muy dura porque esto ha sido toda mi vida. ¿Futuro? Pues desde hace unos años los autónomos tenemos derecho a paro, de momento me acogeré a él, porque tengo 59 años y 40 años cotizados, también buscaré trabajo, a ver si sale algo.