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El Taller de Arqueología profundiza en la vida cotidiana del Bajo Aragón a través del aceite de oliva El Taller de Arqueología profundiza en la vida cotidiana del Bajo Aragón a través del aceite de oliva
Un día de olivas en la población de La Codoñera hacia finales del siglo XIX o principios del XX. Copia digital cedida por José Ramón Molins Margelí

El Taller de Arqueología profundiza en la vida cotidiana del Bajo Aragón a través del aceite de oliva

Publicado el número 15 de la revista Al-Qannis, con una monografía sobre el cultivo del olivar y sus productos
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Una fotografía anónima realizada entre 1950 y 1955 en Belmonte de San José en donde aparece una cuadrilla recogiendo la cosecha de la oliva es la imagen de portada del número 15 de la revista Al-Qannis, editada por el Taller de Arqueología de Alcañiz y que está a la venta desde esta misma semana. La obra es una de las más completas monografías publicadas hasta la fecha sobre el aceite del Bajo Aragón que incluye hasta 11 artículos de investigación sobre su cultivo a lo largo de la Historia y su importancia en la vida cotidiana.

La imagen que encabeza la portada de esta obra es una muy significativa de lo que ha representado socialmente el cultivo del olivar en la provincia de Teruel, pero en la publicación aparecen muchísimas más imágenes que complementan y ayudan a comprender la información. Las 255 páginas de este trabajo multidisciplinar se ilustran con imágenes muy diversas y variopintas. Encontramos reproducciones de obras pictóricas que se exponen en museos como los del Prado, Florencia, Nápoles o la National Gallery, entre otros, en las que se refleja el trabajo de la producción almazarera del aceite;  otras pertenecientes a colecciones privadas que reflejan cómo era la recolección olivarera; grabados y otros dibujos hechos a mano de piezas relacionadas con la producción o el almacenamiento del ‘oro líquido’ encontradas en yacimientos arqueológicos del Bajo Aragón, y también mapas de distribución del cultivo del olivar en el Mediterráneo y en la península ibérica.

La obra arranca con un análisis sobre las características del cultivo del aceite de oliva en la Antigüedad en la zona mediterránea, a través de un artículo de la arqueóloga Carmen Aguarod, del Grupo de Modelización Geoquímica de la Universidad de Zaragoza. En este primer trabajo, la autora señala cómo fueron los comienzos del aceite en Hispania, los procesos para su obtención y sus inicios en la antigua Hispania.

Seguidamente, distintos artículos de investigación de historiadores, arqueólogos y técnicos. Así, Carolina Villargordo habla del regadío y de su implantación agrícola, así como de las explotaciones agrarias en Urrea de Gaén, deteniéndose la autora en la Loma del Regadío de esta localidad, una villa romana con distintas instalaciones dedicadas a la producción del aceite.
 

La imponente olivera milenaria de Cervera, ubicada en Belmonte de San José, declarada como Árbol Singular de Aragón en 2022. Alberto Bayod


Julián M. Ortega, historiador de la Universidad de Zaragoza, se detiene en el siglo XIII y profundiza en la alimentación y en el empleo de las grasas y en las distintas prácticas culinarias del Aragón medieval. Para ello, su artículo habla del pan, de las gachas, de los huevos, del queso, de las salsas y los condimentos y termina su artículo dedicando unos párrafos a las grasas y centrándose en el aceite, señalando cómo en época medieval se empleaba como grasa sustitutiva durante los días de la Cuaresma para preparar verduras, principalmente coles.

El catedrático Carlos Laliena firma un artículo titulado El aceite del Bajo Aragón en la tardía Edad Media (Siglos XIII y XIV), en cuyas páginas subraya que el aceite de oliva tenía una escasa presencia en las recetas medievales, mientras que el producto sí se empleaba en la industria textil, para la elaboración de jabones o en iluminación. Asimismo, analiza el origen de la expansión aceitera en el Bajo Aragón y su comercialización.

La doctora en Historia del Arte Carmen Abad Zardoya se detiene en los siglos XVII y XVIII, y explica cómo en los albores de la época moderna el aceite de oliva y sus productos resultantes fueron indispensables para satisfacer las necesidades cotidianas de las familias: iluminar habitaciones, elaborar jabón o preparar remedios caseros. Abad habla de los recipientes que se empleaban para su almacenamiento (alcuzas, tinajas) y del empleo del aceite como remedio casero.

El historiador Alberto Bayod hace hincapié en la expansión del olivar bajoaragonés durante la Edad Moderna y enumera los molinos y almazaras de aceite que fueron surgiendo en la Tierra Baja a medida que el olivar se fue expandiendo: en Torrevelilla, Valdealgorfa, Castelserás, Belmonte, Cañada de Verich, Alcañiz, Calanda o Calaceite entre otros. En dos extensos artículos analiza el funcionamiento y tipología de estos enormes molinos comunales.
 

Grupo de personas en la entrada de la almazara de la familia Membrado, en la población de Belmonte a finales del siglo XIX o principios del XX. Carlos Estevan Membrado. Cedida por Ramón Mur Gimeno
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Antonio Peiró Arroyo dedica su artículo a analizar el proceso que llevó al Bajo Aragón a una especialización productiva en el sector del aceite, algo que sucedió, según apunta en época reciente, puesto que en los siglos XVI y XVII, el Bajo Aragón todavía era una zona muy cerealista. Peiró Arroyo detalla cómo se produjo, sobre todo a partir del siglo XVIII, un paulatino proceso de especialización olivarera y qué consecuencias sociales acarreó la transformación agrícola: un crecimiento económico que a su vez fue acompañado de un crecimiento de la población.

Juan Baseda, secretario de la DOP Aceite del Bajo Aragón, desgrana cómo ha llegado el aceite de oliva a tener la calidad que hoy atesora y a su vez analiza la situación actual del cultivo en las distintas comarcas olivareras. El técnico aporta información de los productores y cooperativas dedicados en la actualidad a la elaboración del ‘oro líquido’ y subraya las posibilidades de crecimiento que todavía tiene el Bajo Aragón y sus empresas en el sector oleícola.

El arqueólogo José Antonio Benavente  analiza cuáles son las huellas que ha dejado la producción aceitera en distintos yacimientos arqueológicos del Bajo Aragón, apuntando a los vestigios de época romana, con las primeras almazaras, los ejemplos de época medieval y los que ha dejado la época moderna y contemporánea en forma de molinos y almazaras con la expansión del cultivo del olivar. El artículo de Benavente realiza un recorrido por todas aquellas almazaras y antiguos molinos que hoy son visitables y están musealizados.

Fernando Zorrilla desbroza en qué consiste el proyecto Oliveras Centenarias, los sistemas de datación del olivar y menciona algunas de las variedades tradicionales que podemos encontrar en el Bajo Aragón.

Los dos autores firman a su vez un artículo sobre el papel del cultivo en el sector turístico del Bajo Aragón.

También el farmacéutico y agricultor Carlos Estevan firma un artículo en la monografía de Al-Qannis. En su caso, se detiene a analizar la variedad de oliva empeltre y sus características organolépticas.

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